





Las cercanías del Estadio ya estaban llenas 2 horas antes del partido. Esperaban a los jugadores que llegaran con el autocar. Los que podía ser unos héroes necesitaban saber que estábamos a su lado y que no pararíamos de animar hasta el final.
Ya sentados. Se podía sentir los nervios y lo difícil que sería esta batalla. Se había preparado un mosaico (unas 100.000 cartulinas) para conseguir un ambiente infernal pero precioso y maravilloso al mismo tiempo. Se tenían que mostrar en la salida del equipo al terreno d ejuego y después de cada gol conseguido.
Finalmente, la gesta, la batalla, la guerra contra el Internazionale de Milano, no fue posible. La decepción fue grande, pero el Barça jugó como enseñat a los niños desde los 5 años, nunca fue traidor a su filosofía de juego. Es un enamorado y un romántico del fútbolTodos los sueños rotos. Habrá que esperar otro año, para volver a reinar en Europa.
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