




Las carencias de la ciudad de Barcelona empezaban a aparecer. Semáforos que no iban, autobuses que patinaban y decidían volver a las cocheras, el tranvía paralizado por la caída de una catenaria, conductores atrapados durante horas para hacer pocos Km, metro parado por unas horas y supongo que más de una patinazo con resultado de rotura de peroné.
Fue increible, pero una vez más, demostró que aunque Barcelona nos creamos que es una gran ciudad y es maravillosa, y que todo funciona perfectamente y forma parte de una país desarrollado donde nada puede fallar no es así, estamos en un lugar del que yo llamo "país de pandereta". En los momentos críticos siempre falla. ViscaBarcelona. Que será lo próximo?.
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