Pushkar queda ya muy lejos. En esta ocasión el tren hacía la maravillosa Udaipur tuvo una duración de 5 horas y 40 minutos, el viaje sería nocturno. No logré encontrar el vagón en el que debía ir. En un primer intento acabé en el que la reserva no era necesaria, un vagón en el que los pasajeros triplicaban la capacidad de un banco o algunos usaban el lugar para colocar las maletas como una litera improvisada. Me sorprendió que se levantasen y me dejaran sentar. Al poco tiempo, al llegar a una de las paradas, decidí ir a otro tipo de vagón donde las literas eran de un material similar al plástico. Utilicé mi mochila como cojín para la espalda y cerré los ojos. Dormí al instante. El sonido de otro tren y la brisa de buena mañana me despertó y me hizo darme cuenta que había llegado a Udaipur.
Udai Niwas fue el hotel elegido donde dormir. La entrada da un poco miedo ya que se debe subir por una estrecha escalera para llegar a recepción, la cual esta en lo alto. Difícil de explicar, difícil de entender. Habitaciones amplias, sencillas y como siempre limpias. Lo más curioso es contratar el servicio Wifi, el cual no funciona en las habitaciones. Únicamente en recepción. Pero hay un restaurante cerca con vistas fascinantes donde es gratis. Para comer?. Sin duda, El Lotus Café.
Sin duda, Udaipur ha sido todo un descubrimiento. Tanto la puesta como la salida del sol sobre el lago Pichola es algo que se debe ver antes de morir. Que te caiga la baba o que el cerebro se desconecte de la médula durante unos instantes son reacciones comunes en este lugar del Rajastán.
Recomiendo The City Palace, un recinto inmenso y un viaje en barco por el lago en el atardecer hacia Jagniwas. Como puedes contemplar, Udaipur es un lugar perfecto para parejas.